Este verano, muy lejos de ser unas vacaciones, ha supuesto mucha angustia y malestar para mí. He tenido muchos problemas de salud, muchos problemas en casa y muchas desilusiones, por lo que llegó un punto en que ni siquiera el Campus me hacía ilusión, porque había perdido las ganas de todo. Pero aún así siempre apetece ver a los viejos amigos.
Pero me esperaba una semana complicada. Creo que este año ha sido el primero que el CP no ha sido el mismo para nuevos que para veteranos, quizás porque ellos tenían sus propios vínculos creados y llegaban llenos de ilusión, quizás porque nosotros nos conocemos demasiado y este año no hemos sabido dejarnos los problemas en la puerta, junto a los cerdos alados, como solemos hacer siempre. Pero muchos lo hemos pasado mal, por h o por b, y el Campus se ha resentido, porque el Campus somos nosotros, y nosotros estábamos hechos polvo. Y además nos ha pasado de todo, como bien sabéis. La familia se ha roto un poco, y por primera vez muchos hemos deseado volver a casa porque estábamos saturados.
Pero luego vuelves a casa. Y se te cae el mundo encima. Porque te das cuenta de que el agobio, el cansancio, los roces, las discusiones, los descontentos, todo es superficial cuando estás en casa, en tu lugar seguro. Que hasta los echas de menos. Que no has sabido dar las gracias por todo lo que han hecho por ti, y deberías haber dado más abrazos, sonreído mucho más, incluso a aquellos a los que no has llegado a conocer, y llorado mucho menos por cosas que no merecían la pena. Que ojalá todo lo falso fueran espadas de Gryffindor, todas las muertes de mentirijilla, todo el dolor fruto de un Crucio y todos las discusiones culpa de una caja más o una pista menos.
Y entonces lamentas no haber aprovechado mejor el regalo que es el Campus.
Y por eso os escribo lo siguiente.
En primer lugar quiero darles las gracias a todos los integrantes de la casa Slytherin, nuevos y veteranos, porque este año me hayan acogido con los brazos abiertos que no tienen, porque son serpientes. Desde el día uno era una más, pese a llevar mi rol paralelo, pese a ser una transferida, y es que la familia verde es toda una secta. Especialmente, a mis compis de clase, que menudas risas nos hemos echado.
Siento el gafe.
Chavales, que el pulgar es vulgar.
A los Ravenclaw, que nuca han dejado de considerarme una más, y felicitarles por su victoria más que merecida. De verdad, chicos, no sabéis lo que me alegro por la parte de corazoncito que es vuestra.
A todos los monitores que se han dejado la piel, el pelo (y la vida, pobre Minerva) en organizar esta semana con celo e ilusión del mundo; os juro que me dolía en el alma ver el dolor, el cansancio, la frustración y la preocupación en vuestras caras cuando las cosas no salían como habíais planeado o cuando directamente se iban de madre. Ni siquiera puedo decir con cuál me quedo: ese pedazo de Moody y un Flitwick transvestido de Vector que quitaba el hipo, Ofi levantando pasiones tanto de Gilderoy como de Draco, Juanfran perdiendo un zapato en clase, Flamel y sus problemas de tracto intestinal, Lili repartiendo amor y zorrerías, Ángel emocionado con la canción para Ari, Arke metiéndonos a todas en cintura por frescas...Y a los nuevos, aunque apenas haya podido conoceros: a Rubén saliéndose de rol en clase de Pociones porque Aza no sabe deletrear "unicornio", a las Marianas mortífagas que te daban ganas de estrangular cuando te despertaban de buena mañana y de achuchar antes de irte a la cama, a Capde, pese a que intentara echarme de mi silla a empujones para irse a dormir o me persiguiera a cosquillas aprovechando que iba zombie, a Ari y su Winky de los infiernos,que nos provocó pesadillas a medio campamento.
Al todos los asistentes (reales, ejem, ejem) del Club de Metafísica de este año, por ayudarnos a recuperar el espíritu del primer año, por participar con ese celo y esas ganas de perderse la siesta y venir siempre dispuestos con la mente abierta, ganas de aprender de los demás y comida, mucha comida.
Al coro que dio a luz, entre gritos y sudores, a esa preciosa canción por la muerte de McGonagall, aunque mejor deberíamos haberle cantado eso de "No estaba muerta, que estaba de parranda".
A mis Ashleys, ellas saben quiénes son, por los breves ratos de piscina (de los que Ahsley V se escaqueaba miserablemente, la muy zorra), y esos rápidos abrazos que nos dábamos cuando nos cruzábamos por los pasillos. Sois las mejores, y os quiero con locura.
A mis compis de cuarto por no quejarse de nada y dejarme dormir. Y sí, eso es muy importante.
A mis compis de travesía, a Rafa, por preguntarme qué tal estaba cada vez que me veía bostezar, y a Yuki, por arrastrarme a esa primera quedada Sly y seguir planeándome futuras escapadas.
A Salvi y a Laury por darlo todo conmigo en la Barty Party Junior hasta que no podíamos más, y luego vuelta a empezar.
A los muggles shaolines (aka alumnos de intercambio de Durmstrang) por compartir sus peculiaridades con las nuestras y no hacernos sentir unos bichos raros.
A mi otra mitad, a mi pequeñita Ariadna, porque ambas las hemos pasado un poco putas y me rompió el corazón verla venir llorando hacia mí de esa manera, y diciendo esas cosas. Te quiero mucho, y que no se te olvide.
Y en definitiva a todo aquel que tuvo un momento durante la semana para hacerme sonreír, para darme un abrazo, para reírme una broma (seguramente, muy mala). Porque lo necesitaba. Mucho.
Sé que estamos todos muy blanditos, que ahora es fácil lloriquear por estas cosas por pura empatía, pero he oído mucho eso de "este es mi último año", y me duele, como parte de este todo que somos. Yo no puedo decir qué será de mí el año que viene, porque quién sabe qué me deparará el futuro (¡quiero un trabajo!), pero al menos espero veros aquí y allá por la geografía española y poder disfrutaros a cachitos.
Os quiero, campurrianos.
PS: Plexi, amor, te he echado de menos una burrería.
PPS: A todos los que no he mencionado, mil peldones; no es que no os aprecie, es que mi memoria es un queso gruller lleno de agujeros.