sábado, agosto 13, 2011

The end, my friend.

Y, en realidad, lo único que necesitas es escuchar ciertas palabras mágicas. No vale que las diga cualquiera, ha de ser la persona correcta. Probablemente, no es la persona que esperabas; pero tan pronto escuchas esas palabras notas cómo ese lastre de plomo que hace un mes, dos, tres que se había instalado en tus tripas de pronto se transforma en bruma, en aire, en algo aun más ligero.
Y así, producto casi de la alquimia, te das cuenta de que eres libre. Has dejado de luchar contra el dolor. Has abandonado el rencor, el odio, la pena y el resentimiento. Es un largo camino, pero al final te espera la aceptación y el recuerdo de los buenos momentos.
Se acabó el sufrimiento. Vas a volver a ser tú.


"Lo que hay que hacer es relajar la mente y decir: sí, duele, ya lo sé. No te esfuerces por olvidar que te duele".  Lyra Lenguadeplata, en La daga, de Philip Pullman.

1 comentario:

  1. Tras leer las últimas entradas, no he podido evitar preocuparme y comentar.

    Siento que todo eso te haya ocurrido (además casi de golpe).
    Es tremendo como estando fatal de repente te das cuenta que ha comenzado a darte igual y a las semanas/meses mirando atrás casi se podría decir que "te da igual".
    No puedo decir gran cosa más que: ójala llegues pronto a ese punto. Mientras, desahógate, distraete y pásalo bien!


    Si quieres hablar o algo estoy aquí, lejos pero aquí leyendo <3

    ResponderEliminar