Os voy a contar una historia.
Esta es la historia de un amigo, un amigo al que conocía de hace más de 8 años, de cuando brevemente salimos con el mismo grupo de personas. Este amigo, del cual hacía mucho que no sabía, coincidió conmigo el pasado año en varios viajes de tren a clase y esos trayectos de una hora compartimos muchas charlas sobre todas las cosas: arte, música, política, filosofía...
La semana pasada este amigo se me acercó para decirme que agregara a Facebook a un amigo suyo; dicho muchacho, al parecer, había venido con nosotros en alguno de esos viajes, se había quedado prendado de mí y quería hablar conmigo. "Venga, que se me ha puesto muy pesado, lleva insistiéndome todo el año; va, si es majo, es callado, pero es majo; aunque sólo sea para tenerlo como amigo, le haces un favor al chaval"....Insistió bastante. Yo a ese razonamiento respondí que alguien que me venden como "muy pesado" y de quien no me acuerdo pese a haberle visto durante un buen rato de primeras no me despierta mucho interés, por no hablar de que eso de hacer favores me sonaba a la ONG que no soy. Él argumentó que le había parecido muy guapa, y que por eso quería conocerme; yo dije que eso tampoco me parecía una razón de peso.
Me presionó mucho, y yo se lo dije, que no me costaba nada agregar a su amigo, pero que no me gusta nada tener la sensación de que me fuerzan a tomar las decisiones. Mi amigo se disculpó, y la cosa quedó así. Su amigo me agregó, pero yo no lo acepté de primeras, sabiendo que cuando lo hiciera él querría hablar conmigo, y yo en ese momento no tenía tiempo. Al día siguiente, se me pasó. Esa noche me esperaba este mensaje:
Tras esto, que yo debo admitir me tomé de primeras como una broma (porque ni a fuerza de voluntad puede uno acertar menos y escribirlo peor), el individuo (al que evidentemente eliminé) se dedicó a despotricar sobre mí en estados de amigos, a amenazarnos a mí y a mi hermano (que, obviamente, salió a la palestra a defender mi honor) y a declarar, finalmente, que ni siquiera él sabía a qué venía ese ataque.
Y sé que no tengo por qué dar explicaciones a nadie de por qué me pasan las cosas que me pasan, pero simplemente veo tan inofensiva y absurda la historia y tan sumamente desmesurada su reacción que no he podido contenerme. Además, la gente ya había empezado a teorizar por su parte: que si eso era envidia, que si cómo se aburre la gente, que si seguro que era un amor no correspondido...Pero no, ni siquiera. El ataque fue mucho más gratuito que todo eso. Tanto que el único motivo sobre el cual se supone que se sostiene, y el cual repite de continuo es que soy "guapa".
Porque así es, cuando una chica es algo agraciada cualquiera se ve con el derecho y casi la obligación de acuñar verdades absolutas sobre ella como si de leyes se trataran. Leyes como las siguientes:
1. Si es guapa, es tonta, porque es una superficial.
Las habrá tontas, las habrá listas, y las habrá más o menos espabiladas; las hay que se preocupan mucho por su imagen y las hay que no, pero fueron agraciadas con una genética magnífica; las hay superficiales y las hay más profundas que un abismo; las hay que se creen el centro del universo y las hay con una autoestima tan baja que ni siquiera son capaces de ver lo que valen...Pero viva la generalización y la ignorancia.
Estoy harta de esa expresión se suficiencia que ponen cuando digo que soy Asesora de Imagen, que he hecho algo de maquillaje y peluquería y que llevo un blog sobre belleza y estilismo con una amiga; una expresión que dice: "Se nota que te preocupa tu imagen, tu imagen y nada más". Pues mira, sí, soy estilista, y con una media de 9'25, por cierto. Y también licenciada en Traducción, matrícula de honor en Bachiller y premio de matemáticas del instituto; ¿me encanta irme de compras y probar maquillaje? Sí, y también la caligrafía, cantar, escribir y leer poesía o filosofía.
Y como yo cientos de miles, muchísimo más bonitas que yo, con muchísimo mejor tipo y muchísimo más inteligentes.
2. Y, claro, yo puedo ser un superficial, pero ella no.
- Te quiero conocer, porque eres guapa.
- Pues yo a ti no, porque eres feo.
Lo primero se puede decir, pero lo segundo no. Pues tan superficial ha sido el uno como la otra, pero claro, qué mala es ella por decirle cosas tan brutas (y sinceras) cuando él le había dicho algo bonito. Que los piropos están muy bien, sí, genial; pero, personalmente, si después de hablar conmigo u oírme hablar durante una hora se quedan con que soy "guapa", me ofendo, porque me parece una opinión vacía y superficial de alguien que no me ha prestado la menor atención. Demasiado preocupado en la fotografía de la película como para prestar atención al argumento.
3. Y si no le intereso es CLARAMENTE porque es una zorra/ una insensible/ está desaprovechando su vida
(Puedo prometer y prometo que la última me la han dicho a mí). Igual es que no le atraes. Igual tu personalidad apesta como aliento de trol. Quizás simplemente no le interesas. A veces las cosas no pueden ser. Asúmelo, y sigue con tu vida, y si necesitas vomitarle la bilis a alguien ve al médico, que al menos a él le pagan por aguantarlo.
Pero bueno, por suerte todavía hay quien pierde el tiempo de tirar por la ventana sus pre-concepciones sobre si eres más guapa o más fea y se detiene a ver qué hay detrás de la fachada, y por suerte también cuento con muy buenos amigos, amigos que me han conocido peinada, despeinada, maquillada y llena de tierra, en chándal y con tacones, y que algo habrán visto en mí que les hace gracia cuando a algunos los conservo desde hace más de 10 años.
A los demás, que les den con viento fresco.