lunes, marzo 11, 2013

De una que se fue y volvió (un poco)

¿Qué hay?
He pasado muchos meses fuera, y a decir verdad, de poco ni vuelvo, de no ser por una amiga que lleva insistiendo meses con que retome el blog (o a efectos los blogs que tengo abiertos por ahí). No es que no hayan ocurrido eventos dignos de mención (...aunque la verdad es que no...), ni que no tenga temas infinitos que comentar (...que lo cierto es que tampoco...), porque todos sabemos que soy una persona MUY interesante (......). Bromas aparte, sí que me habría gustado escribir sobre algunas cosas; pero lo cierto es que no he encontrado la presencia de ánimo necesaria para sentarme un momento (uno largo) y ordenar mis ideas para poder escribir con cierta coherencia. Porque, si de algo voy justa últimamente (aparte de de dinero), es de coherencia.

En cualquier caso, volvamos al tema de la ausencia cibernética, porque era inicialmente eso de lo que quería hablar. He vuelto a Blogger, sí, y espero que long and for good. También estoy twitteando más que nunca (si a alguien le interesa seguirme, soy @SmoothieRuthie, y si no también soy @SmoothieRuthie, sólo que os dará igual; todo es cuestión de perspectiva). Pero en cambio, es mucho más complicado verme conectada al chat en Facebook, Skype, Msn (sí, aún tengo) o Whatsapp. ¿Por qué? Creo que me he decantado por medios de comunicación más indirectos; si lo analizamos, el blog y Twitter son lo más parecido a los medios de comunicación tradicionales: unidireccionales. Uno (véase una, yo) emite sus opiniones, las que sean, sobre el tema que sea, y la Red, en su magna magnificencia (¿no os encantan las redundancias?), las acoge en su seno sin preguntar porqués ni pedir nada a cambio (qué maja ella). Y, como se ha dicho siempre, a quien no le guste, que no mire. En un blog o en Twitter es muy fácil tener una conversación con el vacío, con un público sin rostro, sin opinión, y eso en el caso de que tengamos seguidores (y si no los tenemos, pues tampoco pasa nada). Son básicamente el hogar de la expresión, del desahogo (sobre todo Twitter, donde las indirectas van que vuelan; ahora que caigo, qué apropiado el icono del pajarito). Claro está, existen los comentarios y las menciones para ponerse en contacto con los demás, pero en un plano secundario. Mucha gente mantiene diálogos completos y cuasiprivados por Twitter, Dios los tenga un su gloria, pero no es eso para lo que se creo esa red social, ni es así como debería funcionar. Es sólo nuestra tendencia de publicitar lo privado lo que causa que hagamos esas cosas.

Pero volvamos al por qué. Los avezados que me lean desde hace tiempo (¡locos!) o me conozcan bien sabrán que cada X tiempo me entra la paranoia del control de los medios, me desintoxico de las redes e Internet durante un tiempo y medito sobre la dependencia y ese tipo de cosas. Normalmente siempre vuelvo a recaer (ay, voluntad, maldita ramera), pero suelo mantener la idea de que cada vez la comunicación online me convence menos. ¡Equilicuá! Y lo sigo diciendo. De un tiempo a esta parte y no sin motivo me vengo sintiendo más y más hastiada de hablar con la gente por chats. Echo demasiado de menos las caras, las muecas, los gestos, los tics o incluso los aromas. Siempre me he considerado una persona demasiado cálida para una comunicación tan fría. Por supuesto, tenemos también los problemas de malos entendidos, dimes y diretes, que si yo no lo decía a malas, que si siempre entiendes lo que te da la gana, cosa que ya nos pasaba en persona y con estas "nuevas" formas de comunicación no hace más que multiplicarse peligrosamente. Porque si hay quien se las apaña para mirarte a los ojos y mentirte descaradamente, ¿qué no hará cuando no haya cara que descarar para mentir? (...si es que esa frase tiene algún tipo de sentido...pero bueno, ya me entendéis). Y no, no estoy diciendo que me hayan engañado dramáticamente y por eso adopte esta opinión, ni soy persona de desconfiar de todo lo que leo. Al contrario. Soy más bien confiada; por eso precisamente creo que es más importante para alguien como yo tomar ciertas cosas en consideración. 

Dicho esto, os conmino a que penséis un poco en el tema, a que echéis mano del fijo si podéis en lugar de tirar de Whatsapp, que quedéis a tomaros algo con los amigos, en vez de sentaros ante el ordenador en pijama y chatear mientras os veis cualquier serie. No olvidemos que socializar no es estar inscrito en la mayor cantidad de redes sociales posible y tener más amigos que Fulanito o Menganito, sino ser miembro de una sociedad y desarrollarse interactuando con sus individuos.

Y ahora id y difundid mi mensaje.

1 comentario:

  1. No podría estar mas de acuerdo. Últimamente esta conversación me surge de continuo con todo el mundo, el como puede ser que la red haya comenzado a sustituir la calidez de una buena charla alrededor de una mesa y unas cervezas. (o cafés, whatever)
    Sin embargo esto comienza a ser como un virus. Para cuando quieres percatarte estas actuando como toda esa gente que criticas y te parece lamentable. Y te frustras al ver como el sistema que se ha generado, el terrible caparazón que se ha formado en torno a las redes puede terminar por asfixiarnos sin que siquiera nos percatemos.

    Yo no he conseguido todavía comprender Twitter, sin embargo blogger es como una segunda casa (que retomo y abandono a menudo, como todos imagino) Y me encanta lo acertada que es la frase que pones mas arriba:
    "Uno (véase una, yo) emite sus opiniones, las que sean, sobre el tema que sea, y la Red, en su magna magnificencia (¿no os encantan las redundancias?), las acoge en su seno sin preguntar porqués ni pedir nada a cambio (qué maja ella). Y, como se ha dicho siempre, a quien no le guste, que no mire. En un blog o en Twitter es muy fácil tener una conversación con el vacío"

    Voy a tener que resucitar mi blog de pensamientos a este paso, y definitivamente dejar caralibro para la promoción profesional...

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