No es que vaya a dejar el blog ya; es que ayer fue mi "fiesta de despedida temporal" (no quiero llamarlo fiesta de despedida, porque suena como si no fuera a volver nunca).
Con motivo de un evento que tenía lugar en la ciudad, mis amigos se reunieron (a mis espaldas, todo hay que decirlo) "casualmente" y me montaron un picnic en un pinar cercano. Inolvidable. Fue precioso, porque la mayoría no se conocían entre sí, pero fue muy ameno y todos hablaban con todos, se reían, hacían bromas...
Hubo momentos más agridulces que otros, pero el recuerdo que me llevo es digno de congelar en la memoria y enmarcar. Es tan bonito que no tengas ni que abrir la boca para que alguien (con quien tampoco hablas a diario) sepa lo que estás pensando...
Muchísimas gracias a todos, de verdad.
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