domingo, octubre 17, 2010

HB

Hoy he ido al cumpleaños de una de las profes de la escuela, que nos había invitado a los 3. Nos dijo que iríamos a tomarnos una copa a un bar de aquí cerca, y por lo que la conocía, me esperaba el típico pub inglés con madera oscura y una tenue pero agradable música de fondo.
Nada más lejos.
Hemos ido a un club hiper glamuroso (al menos la gente iba vestida que parecía aquello el convite de una boda) con una horrenda música machacando incesántemente nuestros oídos. Estábamos en una especie de palco reservado VIP, y aunque el ambiente en sí se hacía raro (no es exactamente como cuando te vas de fiesta con los del curro, ha sido más bien como salir con tus profes del insti), pero era divertido ver a la gente comportarse en un ambiente tan diferente al que estoy acostumbrada aquí.
Me ha sorprendido lo arregladísimos que iban los de mi edad; traje, camisa e incluso corbata, y de un repeinado que haría sonrojarse a Legolas. Y ellas, microvestidos y tacones que rozaban ya la denominación de andamio; de hecho, querían enfatizar tanto lo sexy que eran que más de una resultaba un poco exagerada rayana en lo vulgar. Pero era más curiosa la forma de comportarse: no bailaban; sí, bueno, movían los pies, pero no bailaban de verdad. Y además, apenas interactuaban los unos con los otros. Estaban todos demasiado pendientes del iPhone/Smartphone/Blackberry.
Pero ha estado bien. Mis compañeros de curro son muy agradables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario